Estimulando las enzimas de las células que actúan como antioxidantes y evitando la propagación de virus, bacterias y hongos
Somos agua en un 70%. En la célula el hidrógeno está formada por clusters hexagonales, se combina y neutraliza los Radicales Hidróxilos y se convierte en agua.
Un cuerpo con alto nivel de oxidación deja de convertir el alimento en energía y lo convierte en grasa, lo cual se previene con agua hidrogenada
Y al mismo tiempo previene los desórdenes cognitivos causados por el envejecimiento
Al reducir el estrés oxidativo permite que nuestro cuerpo se alcalinice
Contribuyendo así a aumentar los niveles de energía
Su gran capacidad antiinflamatoria reduce y mejora así dolores musculares, articulares y óseos. Estimula la asimilación del calcio en los huesos ayudando a prevenir y tratar la osteoporosis.
Y recuperación post-ejercicio. La contracción muscular durante intervalos cortos de ejercicio intenso provoca estrés oxidativo
Acelera el metabolismo lipídico que quema la grasa, debilita la síntesis de lipoproteínas y elimina el colesterol en exceso y los residuos del cuerpo reduciendo el peso.
El agua hidrogenada es digestiva. La verdadera magia se produce en los intestinos, dado que al evitar la acidificación facilita la regeneración de la flora bacteriana.
Activa el metabolismo de las células cutáneas, proporcionando una piel más suave con menos arrugas, elimina la toxina que puede producir el acné y retrasa la aparición de manchas y granos.
Se restaura la flora intestinal, evitando el estreñimiento, las digestiones pesadas, los gases y las flatulencias
Los radicales libres, sobre todo el hidroxilo (OH), puede tener efectos perjudiciales sobre las paredes de los vasos sanguíneos y ser causa importante de deterioro vascular. Además, normaliza el azúcar en sangre.
Tiene un efecto antioxidante en el cerebro por ser de los pocos antioxidantes capaces de atravesar la barrera hematoencefálica. También aumenta los niveles de serotonina y disminuye la pérdida de neuronas.
Favorece la entrada de nutrientes en la célula, protegiendo los órganos, eliminando los desechos indeseables, y fortaleciendo la defensa natural del organismo frente a infecciones como los virus y las bacterias.
Alrededor del 70% de nuestro cuerpo es agua, y más de la mitad de nuestro cuerpo es hidrógeno.
El hidrógeno es el más simple, ligero y pequeño de todos los elementos, y está formado por un solo protón y electrón. Es también el elemento más abundante tanto en el universo como en nuestro cuerpo.
Cuando el hidrógeno no tiene electrones, se siente atraído por los del oxígeno, y gracias a ello se forma el agua (H2O). El gas hidrógeno molecular (H2), es la forma primaria en la que encontramos el hidrógeno. La molécula de hidrógeno contiene 2 protones y 2 electrones, formando una molécula con carga neutra.
Las células necesitan hidrógeno para producir la energía necesaria para el crecimiento, la reparación y regeneración del cuerpo. El hidrógeno, en nuestro cuerpo, es almacenado en forma de hidrato de carbono (glucosa), carburante de nuestras células.
La forma más práctica y económica de suministrar hidrógeno a nuestro organismo es por medio del agua enriquecida con hidrógeno.
Porque nos oxidamos. La oxidación es un desajuste eléctrico y un indicador de nuestra salud.
El oxígeno es imprescindible, dado que nos aporta energía, pero cada vez que respiramos, un 2% del oxígeno que entra en nuestro cuerpo se convierte en oxígeno malo que nos oxida. Es inevitable.
Hace que nuestras células se oxiden y como resultado de la oxidación celular aparecen los radicales libres.
También se producen radicales libres por cómo nos alimentamos y el mundo el que vivimos: el alcohol, tabaco, las drogas, los alimentos procesados, conservantes y colorantes químicos, efectos secundarios de los medicamentos, falta de sueño, ejercicio intenso, la propia respiración, la contaminación del aire, los productos químicos del hogar, la radiación, el estrés, la luz ultravioleta, infecciones virales, etc.
Cuando una célula es oxidada por los radicales libres, puede morir o reproducirse con defectos, produciendo enfermedades y envejecimiento prematuro. De hecho, la oxidación es la principal causa del envejecimiento y del 90% de las enfermedades.
Se generan a través del metabolismo, que necesita oxidar para producir energía para las funciones vitales, pero en ese proceso producimos oxígeno reactivo (radicales libres) que circula por nuestro cuerpo “robando” electrones de nuestras células, oxidándolas y degradándolas.
Son átomos a los que les falta un electrón y tratan de conseguirlo robándoselo a uno sano y completo. Cuando lo consiguen, el átomo sano se transforma en otro radical libre que intenta robar electrones, y así sucesivamente.
El radical libre busca estabilizarse robando un electrón a moléculas estables cercanas, generando su muerte o enfermedades.
Son moléculas que disminuyen la acción destructiva de los radicales libres. Pueden ser producidas por nuestro organismo o sustancias que provienen de los alimentos.
Los antioxidantes tienen la capacidad de ceder fácilmente un electrón a estos radicales libres para que estos no destruyan las células buenas.
El hidrógeno sólo actúa sobre los radicales libres dañinos, de forma selectiva. En concreto sobre los Hidróxilos.
Con alimentos antioxidantes o agua hidrogenada.
Existen dos sistemas antioxidantes: las enzimas antioxidantes, que son producidas en nuestro cuerpo y antioxidantes ingeridos (por la alimentación o por el agua hidrogenada). Las enzimas antioxidantes no son capaces de eliminar todo el oxígeno activo dañino; además, la capacidad de producir enzimas antioxidantes disminuye con la edad. Este es el motivo por el que ingerir antioxidantes es necesario para una buena salud.
Los alimentos antioxidantes son la clave para gozar de una buena salud. Cuando se
consumen frecuentemente, el cuerpo tiene la capacidad de regenerarse y prevenir el envejecimiento prematuro. Tomates, pimientos, brócoli, aguacate, mango, zanahoria, etc., son buenos alimentos antioxidantes.
Existen unos 8000 tipos de antioxidantes, aunque no todos actúan de la misma manera en el cuerpo. Lo más importante es proporcionar una cantidad de antioxidantes al día. Toda esa cantidad se puede obtener con H2 Siros y su agua hidrogenada.
El 90% de las causas de 36.000 tipos de enfermedades provienen de los radicales libres. Por tanto, la principal función que tiene el agua hidrogenada dentro de nuestro organismo es la de PREVENIR ENFERMEDADES.
Recordemos que el agua hidrogenada tiene un poder de prevención y no sustituye los tratamientos médicos que nos puedan recetar. Las enfermedades relacionadas con el estrés oxidativo son:
No, en ningún caso. Son los médicos los que deben de regular dichos tratamientos según el avance o retroceso de las enfermedades, y no nosotros de forma aleatoria, pese a que notemos mejorías.
Un litro y medio de agua hidrogenada proporciona una potencia antioxidante equivalente a la ingesta de 700 plátanos, 500 manzanas, 45 manojos de espinacas y 40 zanahorias.
Pero NUNCA es recomendable prescindir del consumo de alimentos con altos niveles de antioxidantes en una dieta equilibrada.
Lo ideal es combinarlos para que actúen en sinergia. El agua hidrogenada es especialmente eficaz para neutralizar los temibles radicales libres hidroxilos.
Las vitaminas y resto de antioxidantes de los alimentos son necesarios y muy recomendables para determinadas funciones vitales, así como para combatir otro tipo de radicales libres.
Lo ideal son de 1 a 3 litros al día en ayudas y entre comidas.
El hidrógeno no proporciona características distintas al agua, ni sabor, ni olor, ni color. Sin embargo sí cambian ciertos matices, como lo es una textura en boca diferente, de un agua más fina y ligera, y más agradable de beber.
El hidrógeno tiene a evaporarse entre 1 y 2 horas en un vaso o recipiente abierto. Si se conserva en el frigorífico, en un recipiente cerrado y lleno hasta el borde de agua hidrogenada sin dejar espacio para el aire, se podrá conservar un par de días, tanto dentro como fuera del frigorífico.
Es imposible, ya que el hidrógeno se evapora con el tiempo y se suelta por vía respiratoria, así que nunca podrá excederse con el hidrógeno, aunque tome muchos litros.
El hidrógeno se pierde rápidamente al calentarse el agua, así que aunque puede usarse sin problemas, no tendrá las mismas propiedades.
La mejor agua para ser hidrogenada siempre es la de muy baja mineralización o de ósmosis inversa.
Sobre todo hemos de evitar hidrogenar agua con un elevado contenido de cal. Primero porque no es el agua más apropiada para el consumo. Y segundo, porque puede afectar la vida del hidrogenador. De ahí que sea conveniente obtener agua de un sistema de ósmosis previo a la hidrogenación.
No se puede hidrogenar nada que no sea agua de muy baja mineralización o de ósmosis inversa. De lo contrario se estropearía la bebida que utilizáramos y también H2 Siros.
Sí. El agua hidrogenada tan solo nos ayuda a controlar el nivel oxidativo.
Sí. Pero se aconseja cambiar el agua al menos una vez al día, ya que tanto el contenido en hidrógeno disuelto como su capacidad antioxidante se van perdiendo con el paso de las horas, y más todavía en un recipiente abierto.
No. Dado que no aportamos al agua ningún ingrediente diferente del hidrógeno. Y este no contiene calorías.
Las últimas investigaciones han demostrado que el hidrógeno acelera el metabolismo lipídico quemando la grasa y debilitando la síntesis de lipoproteínas. Acelera el metabolismo y elimina los residuos del cuerpo reduciendo el peso.
El agua hidrogenada también es digestiva: reduce el estreñimiento, y disminuye los gases y flatulencias.
Podríamos decir que bebiendo 1,5 L de agua hidrogenada al día, podemos empezar a notar los beneficios de su poder antioxidante en sólo 3 meses.
Dicho esto, desde el primer día probablemente notará más energía, hidratación, bienestar general, mejor digestión, mejor descanso. Pero los efectos o mejoras importantes deben esperarse tras algunas semanas, y sobre todo a partir de los tres meses.
Porque el hidrógeno no sólo es un antioxidante muy potente, sino que resulta muy efectivo para neutralizar los radicales de hidroxilo, que son los más peligrosos y dañinos.
Además, el hidrógeno, al ser el elemento más pequeño del universo, penetra donde otros antioxidantes no pueden hacerlo. Por ejemplo, es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica, y por lo tanto actuar en el cerebro, así como llegar al núcleo de las células de nuestro cuerpo.
Cuando bebes agua enriquecida con hidrógeno, estás bebiendo una solución de H2O y H2. En su camino hasta los intestinos, el hidrógeno tiene la capacidad de difundirse en el flujo sanguíneo sublingual y a través de los tejidos así estimular ciertas hormonas gástricas y secreciones de señalización que pueden ayudar con ciertas enfermedades.
Al llega al intestino delgado, la verdadera magia comienza. El hidrógeno estimula el crecimiento anaeróbico de la microflora en el intestino, es decir, las bacterias saludables que hay en el intestino y que ayudan a producir gases saludables y el tan necesario mantenimiento del revestimiento del intestino. Son superestrellas. A partir de ahí el hidrógeno se absorbe en el flujo sanguíneo y en los órganos vitales, donde penetra en las células.
Una vez en la célula, el hidrógeno se limpia y se combina fácilmente con especies ROS como los Radicales Hidróxilos y se convierte en agua. Esta agua hidrata la célula y frena los efectos dañinos de los radicales libres en el ADN de la célula.
En otras palabras, el hidrógeno entra en las células y detiene los efectos negativos que causan muchas enfermedades mientras hidrata la célula al mismo tiempo.
El microbioma intestinal crea hidrógeno como producto de las bacterias sanas de los intestinos. Pero el ambiente que necesitan estas bacterias para vivir y el revestimiento de nuestro intestino se destruyen por bacterias malas generadas por el estilo de vida que tenemos, dado que tomamos antibióticos, bebemos alcohol, comemos alimentos ricos en azúcar y carbohidratos, y apenas comemos las frutas y verduras que precisamos.
Eso mata la capacidad del cuerpo para generar hidrógeno y de detener los radicales libres que causan enfermedades que comienzan a nivel celular.
Si la gente cambia sus hábitos de dieta, el intestino puede curarse y estar sano de nuevo. H2 Siros hace que sea fácil reponer el hidrógeno en el cuerpo y en los intestinos.
La energía esencial en los animales y en las plantas es una sustancia llamada ATP (trifosfato de adenosina) y se produce en las mitocondrias (motor de las células), que se encuentran en el interior de las células de nuestro cuerpo.
Es la principal fuente de energía para la mayoría de las funciones celulares. Cuando envejecemos la producción de ATP disminuye. El ion hidruro entra en las mitocondrias y mejora la producción de ATP. Cuando se produce ATP de forma eficiente podemos ver mejoras en el rendimiento físico, aceleración del metabolismo y síntomas de antienvejecimiento
El hidrógeno molecular (H2) es 88 veces más pequeño que la vitamina C. Al ser mucho más pequeño que otros antioxidantes, el hidrógeno es capaz de penetrar en el núcleo de las células, protegiendo el ADN del ataque de los radicales libres.
La vitamina C elimina todo el oxígeno activo, sin discriminar el que es beneficioso del que es dañino. También los antioxidantes como las vitaminas C y E quedan oxidados al eliminar el oxígeno activo. Estas vitaminas oxidadas son reactivas y favorecen un entorno oxidado, en vez de uno reducido.
El hidrógeno es el único antioxidante capaz de reciclar los antioxidantes ya oxidados, como las vitaminas C y E, y de mejorar la vitalidad y el sistema inmune, y no sólo eliminar el oxígeno activo sin más.
El hidrógeno actúa sólo sobre el oxígeno activo dañino y lo convierte en agua, siendo al final eliminado con la orina. Y también es uno de los pocos antioxidantes capaz de atravesar la barrera hematoencefálica, por lo que también tiene un efecto antioxidante en el cerebro.
No, por eso lo recomendable es que vaya siempre conectada después de un equipo de ósmosis inversa.
pH significa potencial de hidrógeno. H2 Siros transforma el agua de oxidante a muy antioxidante, y de estar exenta de hidrógeno disuelto a contener elevadas cantidades de este. Pero lo logran sin alterar el pH del agua.
No obstante, aunque el agua hidrogenada no es necesariamente alcalina (lo será en el caso de que hidrogenemos agua alcalina), sí es altamente alcalinizante, ya que el estrés oxidativo que estaremos reduciendo es uno de los principales causantes de la acidez en nuestro cuerpo.
Sí, el agua hidrogenada está formada por clusters hexagonales que permiten una mejor absorción de la ingesta de agua recomendada.
De hecho es el purificador de agua hidrogenada más completo y compacto del mercado. Y eso es debido a su módulo hidrogenador 3 en 1.
El primer módulo es un tanque de homogenización y escape de O3 con sistema de anticontaminación bacteriana. Esa separación de O3 produce un mejor sabor, olor y antioxidabilidad del agua.
El segundo módulo es un generador de hidrógeno de alta potencia (hasta 1.000 ppb).
El tercer módulo es la unidad de estabilización y mezclado, compuesto por 7 etapas:
Todo esto produce una gran capacidad de antioxidación. Entre -450 y -580 mV (milivoltios). Los milivoltios pueden tener valor positivo (oxidante, roba electrones) o negativo (antioxidante o reductor, dona electrones).
Existen más de 400 estudios sobre el agua hidrogenada.
ESTUDIOS REALIZADOS SOBRE EL HIDRÓGENO Y EL CEREBRO:
“El consumo continuo de agua hidrogenada reduce el estrés oxidativo en el cerebro y previene el declive inducido por el estrés en el aprendizaje y memoria causado por retención física y crónica”. Autores: Nagata, Nakashima – Kamihura, Mukami, Ohsawa, Ohta. Publicado en:
Neuropsychopharmacology (Nature Publishing Group), 2009.
“El hidrógeno molecular es un gas terapéuticamente emergente para la neurodegeneración y otras enfermedades”. Autores: Ohta, Ito, Ichihara, Masafumi Ito. Publicado en: Hindawi Publishing Corporation Oxidative Medicine Anocelular Longevitis, 2012.
“El hidrógeno mejora la función neuronal a través de la disminución de la perturbación de la barrera sangre-cerebro en espotáneas apoplejías hipertensivas en ratones”. Autores: Takeuchi, Nagatani, Otani, Nawashiro, Sugawara, Wada. Publicado en: Biomed Central Neuroscience, 2015.
ESTUDIOS REALIZADOS SOBRE EL HIDRÓGENO Y EL CORAZÓN:
“Agua suplementada con hidrógeno protege injertos y transplantes cardiacos de deterioros asociados a la inflamación”. Autores: Noda, Twaka, Shigemura, Kawamura, Bermudez, Jrus. Publicado en: Transplant International, 2012.
ESTUDIOS REALIZADOS SOBRE EL HIDRÓGENO Y LA PIEL:
“El agua hidrogenada puede prevenir la inflamación producida por los U.V. y puede modular el envejecimiento eniointrínseco de la piel y los procesos de fotoenvejecimiento. Hidrógeno atómico incluido en moléculas de agua, su expresión genética con modulación basal e inducida por U.V. en células de la piel humana”. Autores: Shin, Park, Nojima y otros. Publicado en: Plus One, 2013.
“Agua hidrogenada suministrada a pacientes mediante alimentación por tubo con úlcera por presión y su reconstrucción a células normales de la piel in vitro”. Autores: Li, Kato, Matsouka y otros. Publicado en: Medical Gas Research, 2013.
“Efectos positivos del agua hidrogenada en la dermatitis atópica inducida por Dinitroclorobenceno en ratones NC/NGA”. Autores: Yoon, Easter Joy, Rosa.M, Coles y otros. Publicado en: The Bio, Phrama, Bull, 2014.
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