De una manera u otra, el alcohol forma parte de nuestras vidas. Bien porque lo consumimos, bien porque lo consumen las personas de nuestro entorno. Y esto es así porque al ser humano siempre le ha gustado alterar su estado de conciencia.
Es más, en España, dentro de nuestra legislación, la cerveza, el vino e incluso la sidra de manzana están reconocidos como alimentos. Forman parte de nuestra cultura y de nuestras reuniones sociales en torno a la comida o el ocio. Es el mundo de las reuniones familiares, las noches alegres entre amigos, las celebraciones, etc.
Y al día siguiente, todo el mundo sabe que hay una alta probabilidad de sentir resaca. ¿Existe realmente una forma de reducirla resaca sin renunciar a la diversión? ¡Veámoslo!
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La historia de Pedro y su dolor de cabeza
Esa viernes Pedro se fue a disfrutar del cumpleaños de su amiga Marta, junto con muchos amigos de toda la vida. La fiesta se preveía alegre y divertida, como siempre que se juntaban. Iban a cenar en un buen restaurante que solían frecuentar, cuya carta de vinos era un deleite para Pedro. Porque él no solía beber mucho. No era de copas ni de desenfrenos. Pero a Pedro le encanta el vino, en compañía, bien maridado con platos especialmente escogidos.
Pero tiene un lado oscuro. Porque pese a que Pedro no bebe mucho, siempre tiene resaca. Son algunas copas de vino y quizás un licor con el café. Pero es suficiente para unos terribles dolores de cabeza y esas náuseas que tanto odia. Hasta el punto que le impide disfrutar de esas copas de vino que tanto le gustan, porque ya se imagina lo que viene después.
Pero ese día iba a ser diferente. Porque fue Marta la que le hizo el mejor de los regalos. Le explicó el truco para evitar la resaca… (sigue leyendo).
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¿Qué es la resaca y por qué la tenemos?
La archisufrida resaca hace referencia al conjunto de síntomas que ocurren como consecuencia de beber demasiado alcohol. Y no sólo nos referimos al dolor de cabeza, dolor de estómago, naúseas o cansancio generalizado, sino también sed, dolor muscular, vértigo, sensibilidad a la luz y al ruido, ansiedad, sudor, presión arterial alta y la irritabilidad que desafortunadamente sufren las personas de nuestro alrededor al tratar con nosotros en ese estado.
Y todo esto ocurre por una cualidad del alcohol. Es higroscópico, es decir, absorbe el agua. Podríamos decir que ama el agua, incluida la de tu propio cuerpo. Y a eso le podemos sumar que el alcohol inhibe la liberación de vasopresina, una hormona producida por el cerebro que envía señales a los riñones para que retengan líquidos. Por eso se aumenta la frecuencia con la que vamos a orinar y perdemos líquidos de forma excesiva. Resultado: deshidratación del cuerpo que provoca malestar, sed y dolor de cabeza.
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La manera más sencilla para evitar la resaca
No se trata de beber café o ducharnos, ni de haber bebido cerveza antes del vino y no al revés, o tantos mitos erróneos que existen. Nada de eso.
El truco es tan sencillo, que te acabarás preguntando cómo es que no se te ha ocurrido antes. Simplemente se trata de beber agua durante la ingesta de alcohol, entre copas. Y aquí lo importante es la palabra «durante«. No después de la beber alcohol, al despertarnos, cuando ya se ha producido la deshidratación, porque en ese momento ya es tarde. Por supuesto que ayuda, es bueno beberla, pero ya estamos en esa fase en la que bebemos y bebemos agua y nos sentimos llenos, pero el dolor de cabeza persiste. Es más, si tenemos nauseas incluso nos costará beber dicha agua.
No solo es que estemos hidratando el cuerpo en el mismo momento en el que una fuerza opuesta lo está deshidratando, sino que además, acabamos bebiendo menos. Porque al beber alcohol, según pasa el tiempo, tenemos esa sed que provoca la deshidratación. ¿Y qué hacemos? Pedir otra copa, que también contiene alcohol y que también va a deshidratarnos. Pero, ¿y si nos acordamos y pedimos un agua? Pues, por una parte atrasamos el momento de pedir otra copa con alcohol, y al mismo tiempo se nos quita parte de esa sensación de sed, por lo que hay menos ansiedad a la hora de seguir bebiendo. Resultado: evitamos la resaca en gran medida. Evidentemente, va a depender de la cantidad de alcohol que bebamos.
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Y recuerda, ante todo, de disfrutar de un consumo responsable de alcohol. Con o sin agua.
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