La mayoría de personas que beben agua del grifo en zonas de agua dura se plantean la forma en la que pueden mejorar el sabor del agua. Es algo típico a lo largo de toda la costa Mediterránea, dada la dureza del agua en toda esa zona, muy superior a los 30 grados franceses de dureza (ºF). Debido a ello, se plantean la idea de instalar un descalcificador en casa. Y es entonces cuando surge la pregunta: ¿se puede beber agua de un descalcificador?
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¿Cómo afecta la sal al corazón? La historia de Vicente
Vicente es un hombre activo de mediana edad. Muy activo. Demasiado. Porque Vicente tiene un trabajo de responsabilidad que le obsesiona, y vive estresado. Además, le gusta fumar, y le gusta disfrutar del buen comer y del buen beber, como se suele decir. Lo malo es que Vicente es dado a comer y beber lo que no le beneficia. Y la actividad física en forma de ejercicio brilla por su ausencia. Y claro, los excesos se pagan. Y en este caso, desafortunadamente, el precio fue un ataque al corazón.
Afortunadamente, llegó a tiempo al hospital y pudieron tratarlo. Todo quedó en un susto. Tras el incidente su médico le advirtió que debía tener una dieta estricta baja en sodio. Y además, beber agua de mineralización muy débil. A lo cual Vicente le dijo: «El agua no me preocupa, doctor. Yo siempre bebo agua del grifo. Aunque ahora que pienso, tengo un descalcificador en casa, de esos a los que hay que echarles sacos de sal. ¿Hay algún problema al respecto?».
El doctor no salía de su asombro 😱. Se echó las manos a la cabeza y le dijo: «¿Ha estado usted bebido agua del grifo procedente de un descalcificador salino? Vamos, ¡lo que faltaba! ¡Menudo cóctel entre el estilo de vida que tiene y el agua que bebe! No me extraña que le haya dado el ataque! 🤦🏽♂️»
Afortunadamente Vicente dio con Agua Sansopol, y gracias a ellos consiguió descalcificar el agua de su casa sin necesidad de sal, e incluso mejorar el agua empleada para beber y cocinar. Sigue leyendo…
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¿Qué hace la sal en la presión arterial?
Desde el sector de la medicina se insiste mucho en que los enfermos con insuficiencia cardíaca eviten el consumo de sal. ¿Cuál es la razón? Pues, entre otros factores, que la sal contribuye a la retención de agua. La famosa «retención de líquidos» que, no sólo aumenta el trabajo del corazón, sino que además causa la hinchazón de piernas y abdomen e incrementa la fatiga.
Es por ello que el exceso de consumo de sal en la dieta diaria, es un factor de riesgo para desarrollar hipertensión arterial, problemas en el corazón como insuficiencia cardiaca e infartos, así como la posibilidad de sufrir accidente cerebrovascular (hemorragia), daño en los riñones que puede llevar a la insuficiencia renal e incluso la posibilidad de presentar cáncer gástrico o colorrectal, entre otros.
Debido a ello, se recomienda, no solo reducir el consumo de sal, sino también beber agua baja en sodio, como la de mineralización muy débil.
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¿Es potable el agua descalcificada?
Pues depende de cómo descalcifiquemos el agua. Hemos de indicar, ante todo, que la cal no afecta a la potabilidad del agua, pese a todos los inconvenientes que tiene. Es por ello que legalmente puede estar presente en el agua sin que las autoridades exijan su tratamiento para consumo humano.
Cuando hablamos de la cal, o calcita, estamos refiriéndonos al carbonato de calcio y de magnesio presente en el agua. Ese carbonato de calcio y magnesio precipita obstruyendo las tuberías, como si del colesterol en las venas se tratase, provocando problemas de presión y roturas, así como atascos en las bajantes. Además, estropea grifería, electrodomésticos, mamparas de baño, aumenta el gasto en detergentes y en la factura eléctrica, genera piedras en el riñón, reseca y estropea el pelo, produce picores en la piel, etc.
La descalcificación tradicional, que podríamos llamar obsoleta en la actualidad, se basa en un intercambio iónico, donde la sal es el componente esencial, dado que ablanda el agua sustituyendo los iones de calcio y magnesio por iones de sodio. Es lo que llamamos descalcificación salina. Podríamos simplificarlo comprendiendo que estos descalcificadores tienen una resina que «atrapa» el calcio y el magnesio, y que esa resina se «limpia» con sal y con agua, lo cual llamamos regeneraciones. Cada regeneración implica consumo de agua y de sal, así como reducción de la cantidad de resina con el paso del tiempo y de su capacidad para seguir atrapando el calcio y el magnesio.
Es una descalcificación contaminante, ya que produce vertidos de salmuera, de cloruros, que acidifican el suelo y los océanos, lo cual ya están penalizando hace tiempo las ordenanzas municipales. Es una descalcificación cara, puesto que precisa de sal, cambios de resina cada tres años y sustitución del descalcificador cada ciertos años. Además, el sodio vertido en el agua produce corrosión en las tuberías, reduciendo la vida útil de las mismas.
Y sobre todo, despotabiliza el agua. Así que no, el agua de un descalcificador salino no es potable. Una vez que instalamos un descalcificador salino, el agua deja de ser potable. Esto es debido, no sólo al añadido de sodio en el agua, sino también a que altera el pH e inactiva el cloro que nos protege a nivel microbiológico. Si hubiera un brote de legionela, éste proliferaría sin control. La legionela es una bacteria que puede habitar en las tuberías y causar enfermedades respiratorias.
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¿Existe alguna forma de descalcificar sin sal?
Sí, existe. Y no solo conseguimos descalcificar el agua, sino que además eliminamos todos los inconvenientes de la descalcificación salina. Hablamos de la disociación iónica, es decir, la transformación (disociación) del carbonato de calcio y magnesio en minerales de calcio y magnesio. Es decir, tendríamos minerales que nos hidratarían al beber, pero no el carbonato de calcio y magnesio que nos genera piedras en el riñón.
Esto se consigue gracias a la descalcificación ecológica no salina a través de Turbopol. No solo no ocupa espacio, ni requiere sal, ni cambios de resina, ni sustitución periódica del equipo, sino que conseguimos todas las ventajas de la descalcificación del agua sin corrosión, ni cambios de pH, ni despotabilización. Además, Turbopol consigue eliminar el carbonato de calcio y magnesio presente previamente en las tuberías y equipos, y genera una película protectora de la corrosión para las tuberías.
Queda, por tanto, resuelta la cuestión de la potabilidad del agua una vez descalcificada. No solo es posible, sino que además eliminamos muchos otros problemas. Una vez más, la tecnología mejora nuestra salud y nos hace la vida mucho más fácil. La próxima vez que te enfrentes a la elección de beber agua de tu descalcificador, considera la opción sin sal y haz de tu hidratación una decisión consciente y saludable.
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En Sansopol, estamos comprometidos con a proporcionarte soluciones excepcionales que te ayuden a vivir de manera más saludable y sostenible.
